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martes, 1 de agosto de 2023

Living is Easy (Part Two)

         

¡Joder!, la distancia entre lo que soy y lo que pude haber sido es tan grande… ¡Qué lástima no haber suspendido cuatro en segundo de la ESO y siete en tercero y poder así salir de la cadena! ¡Qué condena haber nacido con tanta memoria! Si Paco de Lucía no necesitó aprender solfeo para tocar la guitarra magistralmente ¿por qué me estuvieron jodiendo a mí durante tanto tiempo con sintagmas nominales y proposiciones subordinadas cuando yo, yo ya hablaba y escribía perfectamente? Del mismo modo podrían haberme enseñado también a subir y bajar científicamente unas escaleras que yo, yo ya subía y bajaba con soltura: «mano en el pasamanos, niña, pie derecho en el primer escalón…». Soy licenciada y no sé nada; el profundo desconocimiento adquirido sentada tras mil pupitres a lo largo de tantos años carece de sabios ambages socráticos, porque yo, yo sí que no sé nada, yo no sé nada de nada, nadita… A veces me consuela pensar que al igual que suelo ganar algún quesito en el trivial también podría sacar una oposición, porque a mis veintisiete soy capaz de nombrar de memoria todas las capas de la Tierra ―ese es el contenido más repetido a lo largo de mi educación―  y puedo soportar con estolidez y resignada aceptación el vapuleo de cualquier lección magistral sobre mis resilientes costillas.

¿Por qué la Mafalda de Quino o las caritas de los niños dibujados por Francesco Tonucci piden auxilio y nadie les rescata? Porque están encerrados en una macabra pesadilla en la que sus gritos de Munch resultan inaudibles a lo largo de una cadena de producción que los va pasando de un nivel a otro… ¡zis, zas! Primaria: máquina de desapego y conformación; ¡crup, crup! Secundaria: picadora de carne; ¡glub, glub!. Bachiller: máquina de hacer chorizos. ¡Ebau!: cinta transportadora y ¡fium! a la Universidad: máquina para envasarlos ―¡slurp!― al vacío; y en un sólo ¡clic!, a internet: distribuidora que los coloca en el lineal hasta que ―¡ale!―  alguien los ve y ¡hop!, al carrito de la compra; ¡chsss, chsss! tueste a fuego lento en la parrilla del mercado laboral: ¡chist, clinc! calla y cobra, ¡clinc, chist! cobra y calla…

By: Angelines Ombreiro

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