Arrastro de la infancia el interés por las marionetas, pero
me siguen dando una miaja de miedo: parecen tan reales… ¿Tienen conciencia esos
enigmáticos bichos de su propia existencia? ¿Por qué no pueden mirar hacia
arriba? Quizá lo único que tengan es tortícolis… Hoy recibí un bonito elogio de
un individuo en toda regla pues él no tiene hilos, o quizá los rompió, un tipo tan orgulloso de sí como de no manejar a nadie: se llama Jose Luis Álvarez Gago (copio a
continuación):
No hay nada
como sentirse dueño, esto es, descubridor y domador, de los propios
conocimientos. El llegar solo, a un puerto esperado (o inesperado) es el
auténtico acto carnal de la inteligencia y la imaginación…
Te has marcado una gran frase, amigo Gago; mientras
trato de entenderla en lo que a su significancia práctica se refiere, me consolaré con un pensamiento más cartesiano: Soy manejado, luego existo.
Gracias, amigo Gago, por estas palabras; no las entiendo del todo, pero me huelen a rock alternativo.