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domingo, 3 de diciembre de 2023

名刺 (MEISHI)

        El hombre que no podía llorar, un día, en ocasión de hallarse en el baño, lo entendió todo: no podía llorar para fuera porque llevaba años llorando para dentro; por eso meaba tanto, por eso su orinar era tan triste… Entonces se fue al Alcampo y gastó lo del carné de conducir del crío en una paletilla de jamón del bueno, del bueno de verdad. El sabor umami de la primera loncha en la boca hizo que rompiese a llorar, y llorando estuvo un buen rato hasta que sintió ganas de otra loncha; la segunda loncha le provocó un más fuerte y proceloso llanto… y así siguió  loncha tras loncha,  llorando hasta el hueso.

          ―Qué gusto da mear por los ojos  ―pensó.

IMAGEN: Martín Núñez Lamas (Óleo sobre chapa)  https://www.instagram.com/martin.0ne

domingo, 26 de noviembre de 2023

PROLEPSIS

 

La  vaca, con su larga lengua filetuda y de un solo lengüetazo, embadurnó de babas la cara de Frasquita; la niña cayó de culo al suelo y arrancó a llorar. Pablito, su hermano mayor, agarrando a la vaca por el cabezal, intentó consolar a su hermanita:

―No llores, Frasquita, la Morica te quiere, es una vaca buena y mansa. ¿Sabes por qué las babas de la Morica son tan pegajosas? Porque son mágicas…

Morica, al sentir tan cerca a Pablito, también pintó de babas la cara del niño y tan mágica debió de ser esa humedad, que en ese mismo instante: ¡kraakaaboom!, cayó un rayo, se vino la noche encima y empezó a llover. Pablito se vio a sí mismo solo en el prado, su hermana Frasquita y la vaca Morica, habían desaparecido.

Pablito reaccionó asustado:

―¡Mamá!, ¡MAMÁ! (…)  ―gritaba.

La luz estaba encendida: esa no era su habitación…

―¡MAMÁ ! (…)

Pablito saltó de la cama y cayó al suelo; apenas tenía fuerza para levantarse. Se dio cuenta de que se había meado encima, pero eso no le importó: había que escapar de allí... Se aproximó a la ventana y no pudo brincar por ella pues esa ventana estaba enrejada con fuertes y fríos barrotes de hierro…

―Me han robado…  pensó.

Corrió hacia la puerta; pero por allí tampoco se podía huir, solo había ropa, ropa y más ROPA, ropa de mayores, ropa vieja y olorosa, asquerosa ropa vieja que le caía encima hasta enterrarlo… Había otra puerta, intentó abrirla, pero estaba cerrada; empezó a patearla…

―¡MAMÁ!  Madre… ¿qué me pasa?...¿qué me han hecho?   lloraba…

La puerta se abrió y apareció la señora de siempre y la señora de siempre le dijo:

―Padre, vuelva a la cama, mire cómo ha dejado todo… le voy a traer la pastilla con un poco de leche  la señora salió.

Pablito se calmó un poco, era mejor hacer caso a la señora…

 ―Quieren envenenarme, pero esconderé la pastilla: seguro que después podré escapar y volver a la casita…  pensó.

Pablito regresó a la cama y al arrastrar la sábana para taparse, pudo verla, pudo ver su propia mano, pero esa mano no era suya, era otra mano; sintió una tristeza mortal y un vacío absoluto concentrados en la garganta... se miró la otra mano y la otra mano también era otra, otra mano grande y vieja. Todo era otro, todo había cambiado:

―¡Claro¡, estoy soñando pensó, despertaré, despertaré, DESPERTARÉ, DESPERTARÉ, DESPERTARÉ...

Y fue entonces cuando vio al la niña entrar corriendo por la puerta; era su hermana Frasquita quien ahora le hablaba:

―Abuelo no llores más dijo la niña envolviendo cuanto podía al viejo con sus pequeños bracitos―.  Abuelito Pablo, no llores más.

Con el dulce abrazo de la niña, Pablito se calmó y fue así  tranquilo  que pudo decir, despacito, suave, suavito, cerca, muy cerca del oído de la niña:

―Vámonos de aquí, Frasquita, vámonos, que va a volver la señora. Vámonos, que la Morica debe andar muy sola allá en el prado.


NOTA: Este cuento es una adaptación del original, publicado bajo seudónimo en el diario digital Nueva Tribuna en el año 2014

domingo, 5 de noviembre de 2023

HUMOR: Esperanza

NOTA: Se cuenta que esta frase apareció pintada en una calle de Buenos Aires allá por 2001. Eran tiempos de corralito 

lunes, 30 de octubre de 2023

Dinámica: EDUCACIÓN

PREGUNTA-RETO

¿En qué CASA se entra CIEG@ y se sale VIENDO? 

Tema: Educación  / Subtema: Fundamentos

PISTAS: Sapere Aude / Mochila, cuaderno…

Objetivo de este PICOTEO: «Comprender la importancia de la EDUCACIÓN»

NOTA: Un picoteo es solo una incursión rápida en la red que no debería ocuparle más de 10 minutos (si le interesa el tema, ya profundizará más adelante…)

martes, 24 de octubre de 2023

ESTUPIDEZ (por metro cuadrado)

El mismo mundo que avanza tecnológicamente a velocidad de vértigo, casi nada sabe de la estupidez y este secular atraso es un problema bastante grave, pues el mundo sufre  ―de siempre―  el frío-caliente de las acciones estúpidas. Hay un elefante en la habitación, todo quisqui sabe que está ahí, pero nadie habla de él: ¿cómo podría hablarse de la estupidez cuando ésta no está bien definida? Y es que la estupidez puede ser tan difícil de conceptualizar como la muerte, el infinito o la nada; por tanto, mientras no se sepa realmente qué es la estupidez, ésta sólo podrá ser pensada, sentida y padecida en místico silencio: diría Wittgenstein «de lo que no se puede hablar, es mejor callar». Callar al sentir el frío-caliente de la meada de un vecino en el bolsillo... La Real Academia Española define la estupidez como torpeza notable en comprender las cosas y al estúpido como a un ser falto de inteligencia, un necio; el mismo diccionario atribuye al necio idéntica falta de inteligencia y quizá algo de terquedad, pero, a la postre, muchos términos  ―necio, estúpido, majadero, tonto, mentecato…―  acaban siendo sinónimos, de modo que el lector, ávido de saber como mariposa nocturna en busca de la luz, no puede hacer otra cosa que seguir dándose infructuosos cabezazos contra el farol del diccionario, mientras algún tipo de tonto sin clasificar, queriendo o sin querer, pero con ganas, le orina en el bolsillo...

¡Pues ya está bien! es hora de exigir que los sabios carcamales amojamados de la Real Academia Española acoten bien el término estupidez y hagan de una puñetera vez el esfuerzo de establecer el límite, confín y frontera exacta entre un necio, un estúpido, un tonto del culo, un boludo o un gilipollas. La Academia está para eso y sabrá hacerlo tan certeramente como cuando atribuye  ―en buena ley― significado a la palabra fatuoser lleno de presunción. La RAE debe hacerlo también por vergüenza torera ya que el pueblo emplea todas esas palabras con mucho más acierto que el diccionario: cuando alguien dice que Mariano es gilipollas, sabe perfectamente lo que dice y todo el mundo le entiende porque todo el mundo sabe que Mariano es gilipollas. En cualquier caso, si la Academia no se ve competente, siempre puede pedir ayuda al Consejo Superior de Investigaciones Científicas: la asociación temporal RAE-CSIC para estos menesteres resultaría una alianza estratégica que cumpliría con todos los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 y haría mucho bien al ecosistema nacional. Es sencillo, sólo habría que responder, en este orden, a tres grandes preguntas: ¿Qué es la estupidez? ¿Qué tipos de estupidez existen? ¿Cuánto mal causa cada tipo de estupidez? Mientas no se aclare esta realidad  ―no hablamos de ovnis, los tontos existen―  poco se podrá hacer para combatir un mal tan antiguo como las Cuevas de Altamira. A poco que algún becario escarbe en las fuentes, notará que hay base teórica más que suficiente: en la Alta Edad Media hallará los tipos de tontos clasificados por Tomás de Aquino (asno, romo, crédulo, fatuo, bruto, aburrido, idiota, imbécil, vano, espeso, inexperto, insensato, necio, rústico, estólido, estulto, estúpido, tardo, torpe, vacuo, demente...); en el Renacimiento encontrará el Elogio de la Estupidez de Erasmo de Rotterdam, en la época contemporánea descubrirá las 5 leyes de la estupidez humana de Carlo María Cipolla…

Conviene matizar, en tanto no se aclara el tema, que una estupidez aislada no convierte en estúpido a quien la ejerce, pero todo apunta a que los estúpidos son reincidentes  ―tropiezan una y otra vez con la misma piedra―  y son también, muy abundantes. De Salomón viene aquello de que «los tontos son legión», pero ¿cuántos estúpidos hay por metro cuadrado? ¿Cuántos caben en una baldosa? Para estimarlo conviene tener en cuenta que la estupidez es  ―en sí misma―  estúpida, ya que a diferencia de la maldad, actúa de modo inconsciente: ¿qué sentido tendría si no una acción que dañando al prójimo, daña también a quien la ejerce? Hecho el deslinde entre maldad (consciente) y estupidez (inconsciente) nos encontraremos con el problema de que resulta imposible distinguir a un estúpido de un malvado, ambos mean en bolsillo ajeno y parco remedio a esos orines es el principio de la Navaja de Hanlon: «no atribuyas a maldad lo que puede ser explicado por estupidez». Como todo apunta a que los estúpidos son mucho más numerosos que los malvados y de meada menos contenida, quizá convenga, en espera de investigaciones futuras, juntar maldad y estupidez, entendiendo la maldad como una estupidez consciente. Entonces, hecho el sumatorio provisional ¿qué porcentaje de estúpidos podría haber en la población?

Gracias a Wilfredo Pareto podemos aplicar, a lo bruto, la muy resultona fórmula del 80-20, la famosa Ley de Pareto, que vale para todo: el 80% de la gente podría ser estúpida; esta cifra vendría a confirmar la proporción del 80% de tontos que esconde la frase de nuestro Quevedo  ―idea compartida con Baltasar Gracián―: son tontos todos los que lo parecen y la mitad de los que no lo parecen. Alarmante estimación ese ochenta, mucha estupidez por metro cuadrado; pero lo peor podría ser  ―que Dios nos coja confesados―  que pocos estúpidos sepan que lo son, pues los tontos, en buena lógica, no gustan de mirar a los adentros. No, a los tontos no nos gusta la introspección, tenemos el libidinoso vicio de ponernos cachondos con la paja en el ojo ajeno... Mejor, pues, dejar en paz al elefante.

domingo, 8 de octubre de 2023

Método DEMOSTRATIVO (1)

      Los licenciados moramos en el Olimpo: siempre dejamos un poco de lado, por su más que evidente origen obrero y manual, el método demostrativo. Tendríamos que hacérnoslo mirar…

      Al aplicar el método demostrativo la docencia pone en práctica una determinada tarea a los ojos de su alumnado; después, todos y cada uno de los formandos realizan esa misma actividad supervisados por su docente, quien check list en mano, puede corregir así los posibles fallos al cepillar una tabla, al apagar un fuego en campo abierto, al confeccionar una nómina, al alquitranar una vía o al hacer una horchata… Parece sencillo, pero el método demostrativo requiere de una condición imprescindible: quien enseña, no solo debe «saber hacer», sino también atesorar la experiencia de haberlo hecho con pericia en el pasado.

    ¿Podemos imaginar una escuela donde quien enseña a poner ladrillos se licenció en arquitectura sin haber colocado ninguno, donde quien enseña a vender se graduó en marketing sin haber vendido nunca un tornillo, donde quien enseña a soldar se licenció en ingeniería sin tocar nunca un electrodo, donde quien enseña derecho procesal nunca pisó un juzgado, donde quien enseña a navegar nunca estuvo a bordo? ¿Podemos imaginar una escuela así? Pues la realidad supera la ficción; solo tenemos que cruzar el umbral de las aulas para comprobar la distopía: la docencia obrera es una especie en vías de extinción. El sistema educativo lleva muchos años legislando para sustituir linces por gatos caseros: ¿cuestión de clase? ¿soberbia? ¿demofobia? ¿o estupidez?

martes, 3 de octubre de 2023

TIP ORAT: Muletillas

Es muy fácil detectar muletillas en un discurso hablado, sólo hay que prestar atención a pequeñas partículas parasitarias como:  «ehh…», «hmm…», «bueno», «¿verdad?», «pues…», «esto…», «este…», «¿sí?» , «o sea», «¿entendido?», «por consiguiente», etc.  El problema es que cuando una mentira se expande, puede acabar convirtiéndose en verdad: alguien descubrió un buen día que las muletillas afean el discurso, al día siguiente juzgó que eran nocivas y finalmente dictó sentencia: hay que evitarlas…

Es por ello que en formaciones en materia de oratoria y cursos de metodología didáctica aún se suele recomendar evitar las muletillas; así de fácil, como si éstas tuviesen origen consciente, voluntario… Del mismo modo alguien podría postular, primero, que ponerse colorado en público queda mal, segundo, demonizar el rubor facial y tercero, lanzar el consejo: evite usted ponerse colorado en público… No, no es lógico: si un un profesional de la psicología recomendase a su paciente evitar un tic, probablemente estaría reforzándolo…

Las muletillas son más comunes en el orador naciente y esto tiene lógica porque éste aún no aprendió a pausar, ¿cómo habría de pausar quien lo que desea es terminar? Por tanto, cuando el orador aprende a pausar, la muletilla desaparece sola. No hay nada gratuito en el antiguo juego que se trae lo consciente con lo inconsciente: precisamos la muletilla  ―bastón, muleta o apoyo inconsciente―  para rellenar un espacio reservado al consciente silencio. ¡Qué manía con sancionar! sobre todo cuando el consejo es dañino: cuando un práctico aconsejado a evitar su muletilla más usada, es consciente en medio del discurso de lo que inconscientemente hizo, volver a utilizarla, tan sabio consejo puede llevarle al derrumbe; igual que se derrumbará alguien aconsejado a evitar ponerse colorado en público al percibir un calorcito en la cara que no quería tener: en ese mismo instante su color facial pasará de rojizo a morado. Digamos a quien necesita unas muletas para caminar que no las utilice… hagámoslo, porque aconsejar es fácil; digamos a alguien, justo antes de hablar en público, que sea natural, hagámoslo y esto le llevará, per se, a no poder serlo.  Vivan, por tanto, las muletillas, viva Shin-chan, viva Emiliano Zapata y ya está bien de prohibiciones…

     Por consiguiente, mientas usted no aprenda a pausar, siga con sus muletillas. Una de ellas pudo ayudar a Felipe González a ganar elecciones: este señor había estudiado derecho y repetía, inconscientemente y sin cesar la fórmula «por consiguiente» y todos acabaron por corear en las calles: «Por consiguiente, Felipe presidente».

      En este texto no hay muletillas, son comas.

lunes, 18 de septiembre de 2023

HUMOR: Lapsus linguae

DINÁMICA: Asertividad

 En su relación con el ENTORNO…

¿En qué PUNTO de la ESCALA suele encontrarse VD?

Tema: Comunicación  / Subtema: Habilidades sociales: ASERTIVIDAD

PISTAS: Definición de asertividad (RAE) / Wolpe y Lazarus

Objetivo de este PICOTEO: «Identificar el propio estilo comunicativo de base: inhibido, asertivo o reactivo»

NOTA: Un picoteo es solo una incursión rápida en la red que no debería ocuparle más de 10 minutos (si le interesa el tema, ya profundizará más adelante…)

miércoles, 13 de septiembre de 2023

DINÁMICA: Pensamiento lateral

 

PREGUNTA-RETO

Encuentre alguna justificación para que esta suma sea posible (y luego REGRESE del viaje, pues 2 + 2 siguen siendo 4)

Tema: Creatividad  / Subtema: Solución de problemas - pensamiento lateral

PISTAS: Dos madres dos hijas / Trabajo en equipo (sinergia negativa) / Banca

Objetivo de este PICOTEO: «Entrenar el pensamiento lateral subvirtiendo la aritmética con disruptores diversos: maternidad, trabajo en equipo, desigualdad social, etc.»

NOTA: Un picoteo es solo una incursión rápida en la red que no debería ocuparle más de 10 minutos (si le interesa el tema, ya profundizará más adelante…)

HUMOR: Lección magistral

sábado, 9 de septiembre de 2023

HUMOR: Love Story

Dinámica: 6 grados de separación

PREGUNTA-RETO

Vd. conoce al personaje… si cree que no es así, pregunte a quien crea que pueda conocerlo (comprobará que el mundo es un pañuelo)

Tema: Psicología social / Subtema: 6 grados de saparación

PISTAS:  Madrid / Vd. no se rinda

Objetivo de este PICOTEO: «Comprobar que cualquier persona del mundo está conectada con cualquier otra a través de una cadena de conocidos que no tiene más de cinco eslabones»

NOTA: Un picoteo es solo una incursión rápida en la red que no debería ocuparle más de 10 minutos (si le interesa el tema, ya profundizará más adelante…)

viernes, 1 de septiembre de 2023

HUMOR: Prejuicios...

 

Dinámica: Tolerancia a la frustración

 

PREGUNTA-RETO

¿Qué prefiere, 1.000 ahora, o 2.000 dentro de un año?

Tema: Psicología cognitiva / Subtema: Tolerancia a la frustración

PISTAS: Tolerancia a la frustración / Walter Mischel-malvavisco

Objetivo de este PICOTEO: «Comprender el fenómeno de la tolerancia a la frustración»

NOTA: Un picoteo es solo una incursión rápida en la red que no debería ocuparle más de 10 minutos (si le interesa el tema, ya profundizará más adelante…)

martes, 29 de agosto de 2023

Cambiando el marco...

    

La vaca estaba en un estado calamitoso, quería irse al otro barrio; por eso Luciana llamó a don Isabelo, su veterinario de cabecera. Doce segundos después Isabelo Noblejas aparcaba su viejo cuatro latas rojo en la mismita puerta del establo. Su moral dio en caer al suelo al instante de entrar en la cuadra: hacía cincuenta años que no veía a un animal tan acabado, consumido y maltrecho. Mientras acariciaba el pescuezo de la res, el veterinario clavó su mirada cetrina en la dueña del animal para sentenciar con autoridad:

―No hay nada que hacer, Luciana, la vaca se muere.

―Doctor, haga algo, por el amor de Dios  ―suplicó Luciana...

Don Isabelo usó un minuto entero, un eterno minuto para tejer qué decir y luego, lanzó la red :

―En fin Luciana, hay un remedio que podría funcionar… pero es milagreiro y antiguo, muy antiguo, además sólo habría de valer si usted lo aplicase al pie de la letra…

―¿Cuál es?, ¿cuál es ese bendito remedio?  contestó Luciana con lágrimas en los ojos―,   le juro doctor que yo por esta vaca hago lo que haga falta, es como de la familia, nació en la última legislatura de don Manuel Fraga, Dios lo tenga en la gloria; fíjese doctor, en esta mancha negra que tiene en la cabeza, dígame si no es talmente un Sagrado Corazón…

Mientras Luciana hablaba, el veterinario notó como una mosca pegajosa, que hacía un buen rato andaba zureando por la cuadra, se le posaba en la nariz, pero muy profesional la dejó hacer: inquietarse por unas cosquillas de nada delante del cliente y de la vaca rompería la confianza necesaria para que el antiguo remedio funcionase. La mosca, parada en el apéndice nasal de don Isabelo, con esas cortas entendederas que la naturaleza dio a los dípteros, pensó: extraño animal este que, estando vivo, ni sacude, ni retiembla, ni  me espanta

―Mire, Luciana, se trata del viejo remedio de las babas ―  confesó el veterinario.

―¿Las babas?, no conozco tal ungüento doctor  ―respondió Luciana.

―Sí, las babas del propio animal pueden sanarlo  ―completó Noblejas―; está comprobado que lo similar se cura con lo similar, simila similibus curantur, un ancestral principio hipocrático; y como es notorio y evidente que este animal, al perder vida, babea... podemos entonces intentar sanarlo con sus propias babas. Es lo único que podemos hacer, y no le garantizo nada…

―Pues mande usted, doctor  ―afirmó resuelta la dueña del animal.

―Bien, Luciana, no se olvide de ninguno de los pasos que voy a indicarle porque este remedio es mágico y solo puede intentarse una vez.

―Diga don Isabelo, ¡tomo nota!  ―dispuso Luciana, libreta en mano.

―Pues bien, Luciana  ―empezó a recetar el doctor―: Hágase usted con una tina, balde o caldero cualquiera, un cubo de zinc nos vendría muy bien, pero no lo limpie mucho ya que el óxido tiene propiedades anti-bacterianas…  Llénelo hasta la mitad con agua tibia, introduzca luego dos kilos de maíz, medio de harina de trigo, un cuartillo de salvado y media pequeña bien picada; revuelva bien la mixtura y haga que la vaca la coma. Usted debe estar presente, Luciana, porque no debe dejar que la vaca relama el fondo, el animalito en ningún caso debe comerse sus propias babas, esto sería fatal; aparte entonces el cubo, recoja a dos manos los restos de babas y comida que quedaron y se los pasa usted a la vaca por encima, desde la cruz hasta el rabo, a contrapelo, masajeando y restregando bien el mágico ungüento, mientras le canta algo; las canciones populares van muy bien, aquella de tengo una vaca lechera, no es una vaca cualquiera, me da leche merengada, hay que vaca tan salada, tolón-tolón, tilín-tilín, podría servir perfectamente. Repetirá este complicado proceso tres veces al día.

―Haré todo como usted me dijo, lo prometo doctor, pero mire una cosa, ¿he de estar presente todo el día aquí en la cuadra?  ―preguntó Luciana.

―No, no es necesario: entre toma y toma llévela al prado y deje que paste tranquila  ―respondió el veterinario cuando ya salía del establo.

En solo una semana la vaca había sanado.

Toda comunicación porta en su interior alguna intención consciente o inconsciente; no hay pues comunicación aséptica o dicho de otro modo, no existe el altruismo en comunicación… aunque consuela pensar que un buen fin justificó el medio usado por nuestro veterinario… ¿El marco puede cambiar el cuadro? Parece que sí; porque un marco puede ser discreto, otro eclipsar a la obra, otro engrandecerla… pero un mensaje no debería ser presentado desnudo, como viuda ofrenda al sol: para que un lienzo luzca, debe llevar marco. Al poco de entrar en la cuadra, don Isabelo ya había establecido un diagnóstico: desnutrición severa. Pero don Isabelo Noblejas descartó emplear ese marco lógico: «No me extraña, Luciana, esta vaca está desnutrida… denle bien de comer y no me llamen para tonterías»; con ese marco Luciana jamás hubiese comprado el cuadro…

 

NOTA: Este cuento es una adaptación del original, publicado bajo seudónimo en el diario digital Nueva Tribuna en 2014

lunes, 28 de agosto de 2023

Misteriosa ABDUCCIÓN en el AULA

 

Al día siguiente dos pájaros de brigada de asuntos UFO del Ministerio de Defensa interrogaban a Paquita, la única alumna que al parecer presenció la misteriosa abducción de una profesora en el aula:

―Doña Paquita, buenos días, yo soy Bird ONE y éste es mi compañero, Bird TWO. Usted sabe que cualquier cosa que diga podría ser utilizada en su contra… bla-bla-bla. Procedo entonces a dar lectura a la declaración hecha por usted el día de autos:

«La docente llevaría unos noventa minutos hablando cuando fue chupada por la luz del cañón de proyección; aún estaba en la introducción del tema, gestión de RRHH, cuando fue embebida por la luz, lo juro  ―recuerde Paquita, que usted lo juró…―,  juro que se desvaneció del aula y apareció proyectada en la pantalla, dentro de su propio Power Point. Casi nadie pudo ser consciente del prodigio pues hacía mucho tiempo que todo el alumnado simulaba vida consciente: nuestra atención estaba en stand by, adormecida por el run run de la docente al leer, sin altos ni bajos y con cirujana precisión, aquel Power Point tan lleno de letras. Cuando fue abducida por la luz, iría, calculo yo, por la transparencia número ochenta que llevaba por título algo así como: aspectos deontológicos, éticos y morales del dinosaurio promedio del cretácico, en ausencia de recursos humanos… Lo curioso es que cuando la profesora fue sorbida por el cónico rayo de luz del cañón no se percató de su cambio de estado; seguía leyendo sus transparencias como si nada hubiera pasado, pero ya no lo hacía en el aula, sino dentro de la pantalla. La tarima estaba vacía».

Bird ONE, lanzó la primera pregunta:

―¿Usted presenció, doña Paquita, el momento justo en que la docente desaparece del aula, entra en la luz del cañón de proyección y aparece en la pantalla?

―No exactamente  ―respondió dudosa Paquita―,  el ambiente era tan, tan qué le diría yo, tan soporífero,  tan hipnótico… que no puedo afirmar tal cosa. Fue algo parecido a cuando un mago le hace a una truco y una no se entera ¿me explico? o como cuando le birlan a una la cartera en el metro y una se da cuenta al llegar a casa.  No sé… quizá  no pude ver el instante exacto de la aspiración porque éste me cuadró con un parpadeo en fase off, pero estoy segura de que sucedió…

―Y dígame, Paquita  ―interrumpió Bird TWO ―,  cuando la docente apareció en la pantalla ¿les miraba a ustedes desde allí? ¿Portaba acaso gafas de sol? porque reconocerá usted que nadie puede soportar esa luz directa en los ojos…

―No, querido, no portaba gafas de sol, ni las necesitaría  ―respondió Paquita mosqueada―  porque la profesora nunca miró al alumnado, ni antes, ni después de la chupación: ella seguía leyendo el su Power Point  dentro de la pantalla en un plano americano en el que se la veía señalar a otra pantalla dentro de la cual había otra pantalla más pequeña con otra profesora como ella, pero más pequeña señalando a otra pantallita más chica…

―Gracias, Paquita  ―cortó con elegancia Bird ONE―,  ya nos hacemos una idea de lo que usted estaba viendo. Pero díganos ahora, ¿qué hizo usted entonces?

―Se lo diré  ―se arrancó Paquita ahora con energía―: mis compañeros estaban un poco mosqueados mirándose unos a otros, pero el verdadero pánico empezó a cundir cuando de pronto se fundió la luz del cañón: ahora el aula estaba casi a oscuras y la docente ya no estaba ni aquí, ni allá ¿me entienden?… solo sonaba una vocecilla como enlatada encima de la mesa reservada a la docencia, aquel sonido procedía de su propio ordenador portátil…

―¿Y qué hizo usted entonces?  ―sondeó Bird ONE con real interés: el curso del relato de Paquita le había hecho olvidar durante una fracción de segundo las insoportables ganas de fumar que cargaba desde antes de nacer―.  Paquita respondió:

―Salté de mi silla y me dirigí al escritorio para mirar si ella estaba ahora en la pantallita del portátil, supuse esto pues en ese momento aquella era la única fuente de luz visible en el aula, y efectivamente: ahí estaba la docente como si tal cosa, parolando dentro de la pantalla de su portátil; al verme tan cerca me dijo: «¿quiere usted algo?». Yo le respondí:  «nada-nada, profesora, es que soy algo miope». Le mentí, les confieso mi pecado, pero solo fue para no sobresaltarla pues la pobre estaba ahí dando la clase, tan pancha… Miren, dejando la desgracia a un lado, daba gusto verla porque dentro de su pantallita actuaba de un modo más resuelto y confiado; supongo yo que por la zona de confort que le comportaba el hecho de residir físicamente dentro de su propio ordenador…

―¿Y entonces?  ―interrumpió Bird TWO.

―¡Entonces tomé las riendas!  ― prosiguió Paquita―  Yo tenía muy fresco un curso de  primeros auxilios que había hecho en la Cruz Roja y recordé de éste una enseñanza muy buena: en situaciones de crisis conviene encapsular la situación apartando a los mirones de la escena … Bueno, qué les voy a contar yo a ustedes que andan a diario en el rocanrol…

―Vaya al grano, por favor  ―volvió a interrumpir Bird TWO (Más tarde, en el pub de enfrente, su compañero Bird ONE le refrescaría lo que al parecer había olvidado de la formación policial básica: resulta estúpido abrir la boca en momentos calientes: justo cuando el reo empieza, sí, cuando empieza a vomitar…).

 ―Pues eso, tomé las riendas: mandé  con tono suavón a todos al descanso, eso nunca falla en los cursos, y desalojaron en cero dos. Una vez ahuecaron, yo fui a buscar a los de mantenimiento informático; los hallé en recepción y ¡ale! que me acompañaron al aula, eso sí, partiéndose la goma: ese gremio es tan prepotente como el de ustedes... disculpen, pero es que ustedes tampoco se creen nada hasta que lo ven con sus propios ojos. Al principio esos dos creían que la docente estaba en Málaga impartiendo una videoconferencia online  ―ellos decían webinar―  pero enseguida cayeron en la cuenta de que dicha modalidad carece de sentido en un curso presencial… entonces hicieron lo de siempre: resetearon el equipo. Pobre profesora, yo creí que la perdíamos, pero al iniciarse de nuevo la sesión, ahí seguía ella dándole que te pego al Power Point. Total que uno de ellos, el más mayor, en vista de que la profesora no debía pesar más de un giga, propuso la opción de sacarla de su portátil pasándola a una memoria externa, vamos, a un pequeño pendrive; pero el otro, más jovencito, enseguida abortó la maniobra afirmando que se trataría de un micro-machismo… Total que empezaron a hablar de lenguajes de programación: el más viejo, al parecer entendía un poquito de COBOL… Lo último que les oí es que iban a generar una carpeta en el escritorio para meter dentro a la docente y luego mandarla desde allí a la impresora 3D; pero rechazaron también esa opción pues no tenían, conforme a la LOPDGDD, la preceptiva autorización firmada por la docente para trastear en su equipo. Total que el más experto, después de hurgar en su propio móvil, hizo que éste sonase y dijo que tenían una llamada muy urgente. Se piraron. Yo no sabía que hacer allí sola, pero recordé del curso de primeros auxilios de la Cruz Roja otra enseñanza muy valiosa: abrir líneas de comunicación con enfoque centrado en la persona... y me puse manos a la obra, no se podía perder nada…

Me dirigí a mi asiento, la docente seguía hablando en su ordenador y yo, como quien no quiere la cosa empecé a hacerle desde allí las típicas preguntas de alumna interesada en la lección: Profesora, disculpe, entonces ¿los RRHH no existían en el cretácico, verdad? Y, deduzco de sus palabras que aún así, los dinosaurios ya poseían cierta ética naciente? Pero, en cualquier caso, profesora ¿es cierto que todos los seres vivos provenimos de las arqueas? Gracias a mi fingido interés, ella iba respondiendo a estas y otras preguntas y en esto el cañón empezó a funcionar, pero allí no estaba ni la profe ni su presentación: en la esquina inferior de aquella pantalla de color azul brillante podía leerse en letra pequeña ERROR DE CONEXIÓN. Entonces la profesora entrando por la misma luz por la que había marchado, pero en sentido inverso, se hizo forma en la tarima, es decir, regresó viva al aula. Se conoce que el feedback con esta alumna que ahora habla con ustedes, fue clave esencial para su regreso. A mí me cayeron dos lagrimones pues ella, al no poder monolgar con su Power Point, tuvo que hacerlo en directo conmigo… Incluso me preguntó: «¿Y los demás». «Vienen ahora  ―le respondí―,  fueron al baño».  «¿Juntos?», dijo la pobrecilla. «Café para dos», le respondí yo.

Se hizo un silencio, la interrogada al parecer se había vaciado. Bird ONE, para poner el remache, preguntó:

―Gracias, Paquita ¿desea añadir algo más?

―Sí, un pequeño detalle, la docente antes de la absorción portaba un vestidito muy mono estampado con flores de cerezo…

―¿Y ese detallito aporta algo sustantivo a los hechos?  ―no pudo aguantarse Bird TWO...

 ―Pues mire usted, y tanto: cuando la docente regresó al aula, en su vestido no había flores estampadas, sino cerezas, y bien gordas. Se conoce que el calorcillo del RGB de la pantalla, produjo la maduración.

Dinámica: Razonamiento espacial

 

PREGUNTA-RETO

Practicando solo 3 cortes consiga 8 raciones de tortilla exactamente iguales

Tema: Inteligencia general  / Subtema: Razonamiento espacial

PISTAS: Planos anatómicos / Rellenar un bizcocho

Objetivo de este PICOTEO: «Practicar habilidades de razonamiento espacial»

NOTA: Un picoteo es solo una incursión rápida en la red que no debería ocuparle más de 10 minutos (si le interesa el tema, ya profundizará más adelante…)

miércoles, 23 de agosto de 2023

Dinámica: Empatía

       

PREGUNTA-RETO

Vaya cambiando de lugar alrededor de esta mesa y DIGA QUÉ VE

Tema: Comunicación  / Subtema: Habilidades sociales: EMPATÍA

PISTAS: Definición de empatía (RAE) / Giacomo Rizzolatti: neuronas espejo

Objetivo de este PICOTEO: «Comprender de modo práctico el significado de empatía»

NOTA: Un picoteo es solo una incursión rápida en la red que no debería ocuparle más de 10 minutos (si le interesa el tema, ya profundizará más adelante…)

martes, 22 de agosto de 2023

TIP ORAT.: Power Point... no, thanks

 

Puedo imaginar a Mercedes Sosa en el escenario, puedo imaginar también como  ―a la vez que canta «Como la cigarra»―  a sus espaldas una gran pantalla reproduce un psicodélico vídeo que parece seguir la música… Puedo imaginarlo, pero no me gusta: no acabo de ver al la Sosa en  Eurovisión…

La buena presentación gráfica se se basa imágenes, apenas carga texto y cumple más o menos  la Regla 10-20-30 de Gay Kawasaki  (regla de máximos: 10 transparencias, 20 minutos y 30 tamaño de la fuente); la mala presentación es una infame sopa de letras que confunde más al nervioso autor que a su compasivo público. Pero ambas, la buena y la mala, interfieren con el discurso; la una por eclipsarlo, la otra por cargárselo. Todos los especialistas coinciden en que una presentación gráfica cuanto más corta, mejor. Pues adelante: la presentación más corta es aquella que no existe, ¿el monte más bajo no será acaso una llanura? ¿No será quizá el silencio el mensaje más corto?

Si acierta McLuhan: el medio es el mensaje, entonces ¿qué pinta ahí quien lo creó? Si tan buena es una presentación que ya habla por sí misma ¿para qué estropearla contándola? «Si la película era tan buena como me dijiste, déjame verla y no me jodas más, Pasucal, radiándomela desde la butaca de al lado».

Para encarar ponencias en congresos o defender trabajos de fin de lo que sea ante un tribunal conviene adaptar el discurso antes de cada función: el público nunca será el mismo. Conviene también ir adaptándolo a lo largo de una misma función, bien porque el público no era el esperado, bien porque el formando ha de cambiar a lo largo de la ponencia: si éste sale igual que entró ¿a qué el discurso?, ¿a qué el orador? Para encarar ponencias, además, no se necesitan más medios que voz, actitud y memoria… Así debiera ser aún a riesgo de perder algunos puntos en la encuesta:  P: ¿El/la ponente utilizó medios tecnológicos? R: «No, no puso un puto Power Point…». Pongamos entonces las cosas en su sitio: si mi presentación gráfica es tan buena, a ¿a qué voy yo?, si es regulona ¿por qué la proyecto? Yo soy el sujeto, la presentación es el objeto...

La utilización de medios tecnológicos en los que se apoya la docencia para impartir sus clases, cuando no resta, apenas suma un 5% en los resultados del proceso de enseñanza-aprendizaje pues, a mi parecer, el 80% del tiempo en una clase debería ser reservado al alumnado, a la práctica. Pongamos entonces a las presentaciones gráficas en su lugar: son un buen mapa para guiar una clase, un excelente medio para que trabaje el alumnado, para que éste exponga los resultados de un determinado trabajo en equipo. El Power Point es para novatos: un inmejorable gimnasio para muscular competencias sociales, comunicativas, tecnológicas, artísticas…, una excelente herramienta para aprender a aprender; pero no, no veo a Paulo Freire ni a Concepción Arenal delante de un Power Point. Pericles hoy en día no gastaría Power Point, Cicerón tampoco; Demóstenes, entre todos el mejor, no usaría hoy un simulador de voz para ocultar su disfemia, la llevaría a gala o volvería al asunto de practicar con ecológicos guijarros dentro de la boca... Que me llamen declinista, lo prefiero a ser esnob: es posible representar un buen discurso encima de una caja de cerveza. Si orador y discurso son uno ¿por qué disociarlos?

Por tanto: sí rotundo a las presentaciones cuando la docencia no está, sí a su uso por parte del alumnado, sí como apoyo a la diversidad, sí como recurso-objeto de aprendizaje en la red. No, por favor, no a las presentaciones cuando el discurso sea bueno pues no quedarán más cojones que cerrar los ojos para poder disfrutarlo. Hay más colores dentro cerebro humano que en el espectro visible en una pantalla de proyección. Las palabras pintan el aire del color que quiere cada oyente.

―Enhorabuena  por su presentación  ―alguien dijo al ponente al finalizar la sesión.

―Y mi discurso, ¿le ha gustado?   ―respondió éste con sarcasmo...

lunes, 21 de agosto de 2023

Podría ser peor... (By: J.G. Igleisas)

        

Podría ser peor

La maldita caldera, como siempre, tiraba a matar. El agua salía hirviendo o candente, a elegir. Acercarse al grifo era como nadar en magma. Sólo podía intentarlo dando saltitos hacia adelante y hacia atrás sobre la resbaladiza bañera. Al cuarto intento, con un agradable cosquilleo en la nuca, comprobó que el agua se había puesto de repente a la temperatura perfecta. ¡Genial! ―pensó ―, por fin un día que comienza bien.

    Tras un baño extrañamente agradable escuchó cómo llamaban a la puerta.

    Pedro recogió la carta y fue a sentarse al desvencijado sofá esperándose lo peor. Pero resultó que le iban a devolver tres mil lereles por un nosequé complementario de hacía tres años. ―Ya era hora de tener un poco de suerte ―pensó sonriente.

    Salió a la calle. Vivía en un mugriento y cochambroso arrabal. Normalmente no había ni gatos. Las enormes ratas acababan con todos. Pero ese día las aceras parecían nuevas y los coches estaban impecables, y hasta un pedazo de palo plantado en el suelo que pretendía ser un árbol había florecido. Además, lucía un sol de verano pese a estar a primeros de enero. Y, para colmo, la gente estaba súper amable. Se saludaban cordialmente entre ellos, con sonrisas y ademanes de afecto. En veinte metros lo habían saludado cinco veces. Alucinante...

    Siguió caminando, perplejo, y al doblar la esquina se encontró un fajo de billetes de cincuenta euros. Pero fajo fajo. A ojo de buen sisero no bajaba de los cinco mil. Se agachó cual relámpago a recogerlo y, con el fajo ya en la mano, por el rabillo del ojo vio acercándose por la derecha a su pesadilla diaria: Romerales, el madero. ―Ya decía yo que esto iba demasiado bien… ―suspiró mentalmente.

    Y Pedro se quedó con la palabra en la boca y cinco mil euros ―ocho mil con lo de Hacienda― más rico. ―No te hagas ilusiones, Pedro ―pensó ―. Esto es muy raro, pero verás cómo en el SEPE todo vuelve a la normalidad. Y hacia allí encaminó sus pasos.

    Cuando llegó se dio cuenta que la palabra raro se le hacía poco. Para empezar, en el SEPE no había cola. Lo cual le extrañó más que lo de Hacienda y el policía juntos. Hasta el guardia de seguridad lo saludó con un cordial «Buenos días, Don Pedro». Raro. Muy raro todo. Entró.

      ―¡Pedro! ¡Qué alegría verte por aquí! Te iba a llamar ahora mismo ―le dijo María, la funcionaria más guapa de la oficina.

    Pedro ya empezaba a mosquearse. A ver, que ni tan poco ni tanto. Que aquel día estupendo tenía que empezar a frenar un poco: sí o sí. Así que, temiéndose lo peor, se acercó a la mesa de María.

     ―¿Ves aquella puerta blanca del fondo? ―le dijo María con su sonrisa más picarona―. Entra sin llamar, te están esperando. Y enhorabuena, ¡me alegro un montón por ti! Luego nos tomamos un café y lo celebramos. ¿Te parece, guapetón?

    Pedro que se va hacia la puerta blanca del fondo, noqueado por los ojos verdes de María. Pedro que, de repente, nota una humedad extraña en los pies y vuelve a sentir en la nuca el cosquilleo de la ducha de esta mañana. Pedro que empieza a preguntarse si el cosquilleo no sería en realidad una buena hostia contra el canto de la bañera. Pedro que abre la puerta y empieza a ver todo blanco y, al fondo, sobre una vaporosa escalinata una figura de manto y barba blanca le saluda con la mano al tiempo que le dice: ¡Tocayo!

Javier García Iglesias

O Temple, 2023

Ladrillo vs. piruleta

Don Ladrillo, el profe del GRUPO A, aborda el tema el mercado de valores y lo hace como siempre… Que si las actividades del mercado primari...