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domingo, 10 de marzo de 2024

Huevos clandestinos


Eran tiempos de crujir de tripas,
de hambre puñetera,
de huevos clandestinos…
Eran tiempos de santiguarse,
aún andaba el demonio en los caminos...

A la abuela se le antojó parir aquella noche de invierno en la humilde casa labriega: demasiada gente a la hora de la cena, nueve contando con el cura… El párroco parecía no tener prisa, remoloneaba con algunas teologías, dogmas de fe y otros misterios hoy en día aún sin resolver; por eso la matriarca finalmente ordenó poner el mantel de cuadros y los platos de porcelana…

Aunque casa de buenos cristianos era, un huevo era lo único elegante que había en el menú, un huevo muy bonito, proteico, pero único, viudo, sólo. Una vez se hubieron acomodado todos en la mesa, la matriarca, que ya había hecho sus cálculos ―el huevo para el páter y caldo limpio para los demás― haciendo de elegante anfitriona, preguntó al cura desde la cocina:

―¿Cómo quiere el huevo, padre? Y el cura, solemne, sintético, impávido, respondió con su cara de cura y sus blancas manitas de cura cruzadas sobre la negra sotana de cura que le cubría la tripa:

―Fritos hija, fritosss...

Ladrillo vs. piruleta

Don Ladrillo, el profe del GRUPO A, aborda el tema el mercado de valores y lo hace como siempre… Que si las actividades del mercado primari...